De la Guerra Fría al orden multipolar: cronología detallada (1945–2025)
El mundo dividido en dos polos bien diferenciados. Imagen: commons.wikimedia
El fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945 marcó no solo la derrota del nazismo y el fascismo, sino también el inicio de un nuevo orden internacional. El planeta quedó dividido en dos grandes polos de poder: Estados Unidos y la Unión Soviética. Este sistema de confrontación ideológica, política, militar y económica se conoció como la Guerra Fría. Durante más de cuatro décadas, el destino mundial estuvo signado por la rivalidad entre estos dos gigantes, que estructuraron bloques antagónicos a través de alianzas militares, económicas y diplomáticas.
Tras el triunfo aliado, Washington impulsó la doctrina Truman, que proclamaba la contención del comunismo, y el Plan Marshall, un masivo programa de ayuda económica que movilizó más de 13.000 millones de dólares para reconstruir Europa occidental. Al mismo tiempo, Moscú consolidó su control sobre Europa del Este, imponiendo regímenes afines y conformando el llamado bloque soviético. En 1949, Estados Unidos fundó la OTAN como alianza defensiva, mientras que en 1955 la Unión Soviética respondió con el Pacto de Varsovia.
Poster del Plan Marshall. Imagen: commons.wikimedia
La Guerra Fría se expresó en crisis puntuales que pusieron al mundo al borde del conflicto nuclear: el bloqueo de Berlín en 1948-49, la guerra de Corea en 1950-53, la construcción del Muro de Berlín en 1961 y, sobre todo, la crisis de los misiles en Cuba en 1962, cuando la humanidad estuvo a un paso de una catástrofe global. Al mismo tiempo, la rivalidad se trasladó al terreno tecnológico con la carrera espacial, que tuvo como hitos el lanzamiento del Sputnik en 1957 y la llegada del hombre a la Luna en 1969.
Muro de Berlín. Imagen: commons.wikimedia
En las décadas de 1970 y 1980 se ensayaron intentos de distensión, como los tratados SALT y el Acta de Helsinki, pero la competencia estratégica persistió. En 1979, la invasión soviética de Afganistán reavivó la tensión y dio pie a un costoso conflicto que desgastó enormemente a Moscú. Fue en este contexto cuando Mijaíl Gorbachov asumió el poder en 1985 y lanzó sus políticas de perestroika (reconstrucción) y glasnost (apertura), que buscaban modernizar el sistema soviético. Sin embargo, esas reformas aceleraron la descomposición interna.
Mijail Gorvachov. Imagen: commons.wikimedia
En 1989 se produjo un hecho simbólico: la caída del Muro de Berlín, que durante casi tres décadas había dividido a Europa. Dos años después, en diciembre de 1991, la Unión Soviética dejó de existir y dio paso a la Federación Rusa. El mundo entraba en una nueva etapa. Para Occidente, aquello fue interpretado como la victoria definitiva del liberalismo y la democracia de mercado. Para Rusia, en cambio, fue un sacrificio con la esperanza de una respuesta de paz y cooperación que nunca llegó.
Durante la década de 1990, Estados Unidos emergió como potencia hegemónica indiscutida. Fue el mundo unipolar, con Washington imponiendo su visión del orden global. Intervino militarmente en Irak (1991) y en los Balcanes, expandió la OTAN hacia el Este pese a las advertencias de Moscú y utilizó su supremacía tecnológica y financiera para moldear instituciones internacionales. La globalización bajo hegemonía norteamericana parecía no tener rivales.
Pero al mismo tiempo, silenciosamente, China comenzaba su propio camino. Desde las reformas de Deng Xiaoping en 1978, el gigante asiático aplicó un modelo mixto de economía socialista de mercado que impulsó tasas de crecimiento superiores al 9% anual durante tres décadas. Según el Banco Mundial, más de 800 millones de personas salieron de la pobreza extrema, y el país se transformó en “la fábrica del mundo”. A comienzos del siglo XXI, China ya era la segunda economía global por PIB nominal y la primera en paridad de poder adquisitivo.
Deng Xiaoping. Imagen: commons.wikimedia
Rusia, tras la crisis de los años noventa, inició una lenta recuperación bajo el liderazgo de Vladimir Putin desde 1999. El control sobre los recursos energéticos, el aumento de los precios del petróleo y una profunda reforma militar en 2008 permitieron recomponer parte de su poder. Moscú volvió a proyectar influencia con la guerra en Georgia (2008), la anexión de Crimea (2014), la intervención en Siria (2015) y, finalmente, el conflicto abierto en Ucrania desde 2022. Con ello, Rusia demostraba que aún era un actor indispensable en el tablero global.
El inicio del siglo XXI también mostró los límites de la unipolaridad estadounidense. Las guerras de Irak y Afganistán desgastaron su prestigio, mientras que la crisis financiera de 2008 golpeó la confianza en su modelo económico. Washington seguía siendo central, pero ya no podía imponer sin resistencia su voluntad. En paralelo, potencias emergentes como China, Rusia e India comenzaron a coordinarse a través de foros como los BRICS, creados en 2009, que con el tiempo evolucionaron hacia una plataforma con aspiraciones políticas y económicas alternativas al orden occidental.
Logo del BRICS. Imagen: commons.wikimedia
India, con más de 1.400 millones de habitantes y un crecimiento sostenido que la convirtió en la quinta economía mundial, se sumó al juego como un actor autónomo y pragmático. Su capacidad tecnológica, su peso demográfico y su posición estratégica en Asia la colocaron como un socio clave tanto para Occidente como para Oriente.
Hoy, en 2025, el mundo vive una etapa multipolar. Estados Unidos mantiene su peso militar y financiero, pero enfrenta el ascenso de China como potencia tecnológica y económica, la resiliencia de Rusia como poder militar y energético, y la emergencia de India como jugador global. La multipolaridad no es un simple regreso a la Guerra Fría con bloques rígidos, sino un sistema complejo, flexible y competitivo en lo económico, lo tecnológico y lo geopolítico. La competencia por recursos estratégicos, cadenas de suministro, inteligencia artificial y nuevas tecnologías marca el pulso de este tiempo.
El tránsito desde 1945 hasta la actualidad revela que el orden mundial no es estático, sino un proceso en constante redefinición. La Guerra Fría nos mostró un mundo bipolar; los noventa, la ilusión de la unipolaridad; y el presente, una realidad de equilibrios múltiples donde ninguna potencia puede por sí sola dominar el tablero global.
Fuentes:
* Plan Marshall — Wikipedia
* Especial: 25 aniversario de la desaparición de la URSS — EL PAÍS
* Disolución de la Unión Soviética — Wikipedia
* Banco Mundial, datos sobre el crecimiento de China
* Foro Económico Mundial, informes sobre China
* Real Instituto Elcano, “¿Qué le prometió la OTAN a Gorbachov?”
* EL PAÍS, “Rusia emprende una profunda reforma de las Fuerzas Armadas”
* EL PAÍS, “La metamorfosis de las fuerzas armadas rusas”
* Real Instituto Elcano, “Los BRICS en busca de una gobernanza económica alternativa”


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