¿Dolarizar en Argentina? Entre la presión externa y la disputa geopolítica por América Latina
Qué significa dolarizar en Argentina
Dolarizar implica abandonar el peso como moneda de curso legal y adoptar el dólar estadounidense para todas las operaciones: sueldos, contratos, precios, impuestos y ahorros. De concretarse, el Banco Central perdería su rol de emisor y toda política monetaria quedaría en manos de la Reserva Federal de Estados Unidos.
La dolarización plena se aplicó en países como Ecuador y El Salvador, con beneficios en términos de inflación pero con la pérdida absoluta de soberanía monetaria. En Argentina, una dolarización de facto ya existe desde hace décadas: el dólar es la referencia de ahorros, inmuebles y bienes durables.
El editorial del Wall Street Journal: Argentina necesita el dólar
La propuesta de dolarización volvió a ocupar titulares el 7 de abril de este año cuando el Wall Street Journal publicó “Argentina needs the dollar more than ever”, sosteniendo que la única forma de estabilizar el país es reemplazar el peso por el dólar. Para el diario financiero, la moneda fuerte es la única garantía de credibilidad frente a los mercados.
La Nación replicó este enfoque el 22 de septiembre en un artículo titulado "En Wall Street destacaron el fuerte respaldo de EEUU a la Argentina", destacando que Wall Street interpreta la política de EE.UU. hacia Argentina como un respaldo inédito, a la espera de que el país abandone definitivamente el peso. Lo que parece un consejo económico es, en realidad, una presión política y geopolítica.
Geopolítica: el verdadero trasfondo de la dolarización
Los cinco líderes del BRICS.Imagen: Commons.wikimedia
El debate sobre la moneda no puede analizarse solo en términos técnicos. En el tablero internacional, América Latina es hoy escenario de una disputa estratégica.
Brasil, la economía más grande de la región, está profundamente comprometido con China y con el BRICS. Lula busca fortalecer un bloque alternativo al dominio financiero occidental, promoviendo el uso de monedas locales en el comercio internacional y creando instrumentos que reduzcan la dependencia del dólar.
Para Estados Unidos, y especialmente para Donald Trump, resulta vital evitar que Argentina siga el mismo camino que Brasil. Una alianza entre Buenos Aires y Brasilia dentro del BRICS, con apoyo chino y ruso, sería un golpe para la hegemonía norteamericana en el continente.
La dolarización, en este contexto, se convierte en mucho más que un remedio económico. Es un ancla geopolítica. Al eliminar el peso, Argentina quedaría atada definitivamente al sistema financiero norteamericano, sin posibilidad de sumarse a proyectos alternativos como los que impulsa el BRICS.
No es casual que, a diferencia de otras épocas, Washington parezca dispuesto a brindar un apoyo inédito a Argentina. Trump y su círculo más cercano entienden que ceder asistencia financiera a nuestro país puede ser la única forma de evitar un acercamiento con Lula y con China.
Israel, aliado estratégico de Trump, también juega en esta ecuación, presionando para que Argentina no se sume a una corriente multipolar que cuestione la primacía occidental. Debe tenerse en cuenta que el día de mañana jueves (escribo esto el miércoles 24 de septiembre de 2025) Javier Milei y Benjamín Nethanyahu tienen una reunión bilateral programada.
Las promesas de estabilidad
Los defensores de la dolarización insisten en que permitiría terminar con la inflación y dar señales claras a los inversores internacionales. Señalan que eliminaría el riesgo cambiario y obligaría al Estado a mantener disciplina fiscal.
Pero estos argumentos ya se usaron en el pasado con la convertibilidad, y aunque por un tiempo generó calma, el final fue devastador: destrucción del aparato productivo, endeudamiento y una crisis social sin precedentes en 2001.
Los riesgos de entregar la moneda
El riesgo central de dolarizar es la pérdida absoluta de soberanía. Argentina no podría decidir sobre su política monetaria, ni siquiera en situaciones de emergencia. La tasa de conversión inicial entre pesos y dólares podría significar un colosal traspaso de riqueza en perjuicio del pueblo. Hay que considerar el valor peso=dólar con el que se llevaría a cabo la dolarización.
Incluso voces del establishment financiero, como Infobae, advierten que la dolarización puede sonar atractiva en videos de YouTube, pero en la práctica es de altísimo costo social y económico.
Entre Wall Street y el BRICS
El interés de Wall Street no es ayudar a Argentina a estabilizarse. Es impedir que el país avance hacia un modelo de integración autónoma con Brasil, China y el BRICS. La dolarización sería una forma de garantizar que Buenos Aires permanezca bajo la órbita de Washington y de las élites financieras globales.
La disputa no es solo económica, es geopolítica. ¿Seguirá Argentina el camino de Brasil y del BRICS, apostando por un mundo multipolar? ¿O quedará atada a un esquema donde cada decisión de la Reserva Federal define nuestro destino?
Reflexión final: soberanía o dependencia
El editorial del Wall Street Journal revela que la discusión sobre la moneda en Argentina trasciende la economía. Se trata de una batalla por el futuro geopolítico del país y de la región.
Dolarizar puede ser presentado como una solución técnica, pero en realidad significaría ceder definitivamente la soberanía a los intereses de Estados Unidos y sus aliados. En un mundo en el que América Latina busca afirmarse como actor en el escenario multipolar, atarnos al dólar sería renunciar a la posibilidad de construir un camino propio junto a Brasil y el BRICS.
La verdadera pregunta no es si el peso puede sobrevivir, sino si Argentina tiene la voluntad política de defender su moneda y su destino frente a quienes siempre han querido decidir por nosotros.


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