El pacto de defensa entre Pakistán y Arabia Saudita: un nuevo eje geopolítico en Medio Oriente y Asia del Sur

Imagen: Shutterstock


Arabia Saudita
Imagen: Almudi


Un acuerdo histórico con implicaciones globales

El 17 de septiembre de 2025, Pakistán y Arabia Saudita firmaron en Riad un Acuerdo Estratégico de Defensa Mutua que promete reconfigurar los equilibrios en Medio Oriente y Asia del Sur. El pacto establece que cualquier agresión contra uno de los países será considerada como una agresión contra ambos, comprometiendo asistencia militar, intercambio de inteligencia, ejercicios conjuntos y cooperación tecnológica. Aunque oficialmente se presenta como un acuerdo puramente defensivo, las consecuencias geopolíticas pueden ir mucho más allá, especialmente porque Pakistán es una potencia nuclear con experiencia en conflictos regionales.

El pacto llega apenas días después del ataque aéreo de Israel sobre Doha, capital de Qatar, el 9 de septiembre de 2025. Ese ataque, dirigido contra dirigentes de Hamas, fue condenado por gran parte del mundo árabe y en particular por Arabia Saudita, que expresó su solidaridad plena con Qatar y prometió colocar “todas sus capacidades” para respaldar a su vecino del Golfo. La cercanía temporal entre aquel ataque y la firma del acuerdo sugiere que la percepción de vulnerabilidad regional fue un factor que aceleró la formalización del pacto.

El trasfondo histórico de la relación saudí-pakistaní

IRBM de Pakistán en IDEAS 2008.

Imagen: Commons.wikimedia


Los vínculos entre Pakistán y Arabia Saudita no son nuevos. Desde hace décadas, Islamabad ha entrenado a fuerzas militares saudíes, ha desplegado tropas en territorio saudí y ha proporcionado seguridad en momentos de tensión. A cambio, Arabia Saudita ha sido un sostén financiero vital para Pakistán, especialmente durante crisis económicas y de balanza de pagos. La diáspora pakistaní en el Golfo, que envía remesas millonarias, también constituye un lazo humano y económico central.

La novedad del acuerdo de 2025 es la formalidad de un compromiso mutuo de defensa que va más allá de la cooperación tradicional. La inclusión implícita de la disuasión nuclear pakistaní bajo un eventual “paraguas” para Arabia Saudita genera un cambio estratégico, pues introduce por primera vez la posibilidad de que un país árabe cuente con respaldo nuclear, aunque indirecto.

Lo que gana Pakistán con el pacto

Imagen: Commons.wikimedia

No se trata de una relación unilateral en la que Islamabad solo ofrece protección. Pakistán obtiene beneficios fundamentales. En primer lugar, asegura respaldo financiero en un momento en que su economía sufre inflación, déficit fiscal y deuda externa que lo atan al Fondo Monetario Internacional. Riad ya ha colocado depósitos en el Banco Central pakistaní y ha otorgado créditos petroleros en condiciones preferenciales, y el pacto puede garantizar que esa ayuda continúe.

En segundo lugar, Islamabad gana proyección internacional. Estar asociado de manera formal con Arabia Saudita, líder del mundo árabe y actor influyente en el G20, otorga a Pakistán mayor visibilidad y capacidad de negociación en foros multilaterales. En tercer lugar, abre la puerta a cooperación tecnológica y militar. Arabia Saudita puede financiar desarrollos en drones, sistemas antimisiles y satélites, áreas donde Pakistán tiene capacidades pero carece de capital suficiente. Finalmente, en el plano político interno, el primer ministro Shehbaz Sharif exhibe el acuerdo como un logro diplomático en un país atravesado por crisis institucionales.

Repercusiones para India y el equilibrio regional

El pacto genera inquietud en India, eterno rival de Pakistán. Nueva Delhi observa con preocupación que Islamabad pueda contar con un respaldo militar y financiero adicional que aumente sus márgenes de maniobra. India ya ha expresado malestar diplomático y es probable que refuerce su cooperación con Estados Unidos e Israel, principales proveedores de tecnología militar avanzada. Al mismo tiempo, no puede descuidar su histórica alianza con Rusia, que sigue siendo el principal suministrador de armamento y energía barata.

Este doble juego refleja la política de multialineamiento que India ha adoptado en los últimos años. Con Rusia mantiene vínculos estratégicos y participa en foros como los BRICS, mientras que con Estados Unidos coopera en el marco del Quad, junto con Japón y Australia, para contrarrestar la influencia china en el Indo-Pacífico. Israel, por su parte, se ha convertido en uno de sus aliados más confiables en materia de drones y sistemas de defensa. Así, India intenta estar “con Dios y con el diablo”, manteniendo lazos con todos los bloques sin atarse por completo a ninguno.

El nuevo pacto saudí-pakistaní podría obligar a India a profundizar esa estrategia: reforzar la cooperación tecnológica con Occidente para contrarrestar un eventual paraguas nuclear saudí-pakistaní, y al mismo tiempo garantizar el flujo de armamento y energía desde Rusia. El resultado puede ser una militarización más intensa de la región, con el riesgo de que un incidente fronterizo entre India y Pakistán adquiera implicaciones mayores por la red de compromisos externos.

China como socio estratégico y vigilante

China observa con atención el desarrollo de este nuevo eje. Su alianza con Pakistán se articula desde hace décadas a través del Corredor Económico China-Pakistán, clave para la Ruta de la Seda. Para Pekín, el respaldo financiero saudí a Islamabad puede ser positivo, ya que estabiliza a su socio estratégico y le permite seguir sosteniendo los proyectos de infraestructura. Sin embargo, también genera cautela: un incremento de la tensión militar entre Pakistán e India podría poner en riesgo inversiones chinas en la región.

Es probable que China busque aprovechar el acercamiento saudí-pakistaní para explorar cooperación trilateral en energía, transporte y tecnología. A la vez, intentará evitar que el pacto se convierta en un factor de desestabilización que altere el equilibrio delicado entre Nueva Delhi e Islamabad.

Conclusiones

El acuerdo de defensa mutua entre Pakistán y Arabia Saudita constituye un hito que combina historia, intereses económicos, ambiciones militares y rivalidades regionales. Para Arabia Saudita, representa un refuerzo en un contexto de inseguridad creciente, evidenciado por el ataque israelí a Qatar. Para Pakistán, significa oxígeno financiero, respaldo político y la oportunidad de ampliar su proyección internacional.

Las consecuencias se harán sentir en la rivalidad con India, que deberá redoblar sus alianzas y su modernización militar, y en la estrategia de China, que observará con pragmatismo la evolución del pacto. El Golfo Pérsico y Asia del Sur se entrelazan así en un nuevo eje que puede redefinir la seguridad regional en los próximos años.


Fuentes

Al Jazeera en Español: “Arabia Saudita firma pacto de defensa con Pakistán” (17/09/2025).

Arab News en Español: “Pakistán y Arabia Saudita sellan acuerdo estratégico de defensa” (18/09/2025).

Dawn en Español: “Pacto saudí-pakistaní abre la puerta a otras naciones árabes” (19/09/2025).

El País: “India y su multialineamiento entre Rusia y Estados Unidos” (2024).

BBC Mundo: “El ataque israelí a Doha y la respuesta de Qatar” (09/09/2025).


Comentarios