¿Por qué las élites nos manejan como rebaño?








En los oscuros pliegues de la historia contemporánea, algunas ideas científicas han sido tomadas por las élites no para iluminar al mundo, sino para manipularlo desde las sombras. Una de ellas —peligrosamente subestimada por el público general— fue la teoría del etólogo Konrad Lorenz, Premio Nobel de 1973, quien advirtió sobre un fenómeno inquietante: la información que recibe un individuo no solo lo instruye, sino que lo condiciona profundamente, moldeando su percepción del mundo, sus emociones y, por lo tanto, su conducta. 


Konrad Lorenz. commons.wikimedia

No se trataba solo de saber más o menos, sino de cómo la estructura mental de un ser humano podía ser esculpida —o deformada— por el tipo y la cantidad de estímulos informativos que consume. Lorenz, al estudiar a los animales, descubrió que ciertos comportamientos no son aprendidos, sino programados: reacciones automáticas ante estímulos específicos. Su gran hallazgo fue la “impronta”, ese mecanismo por el cual un ser vivo, apenas al nacer, fija su lealtad, su sentido de identidad, a la primera figura que percibe. 

Konrad Lorenz siendo seguido por gansos silvestres juveniles (Anser anser), 1960. Fuente: ResearchGate


Pero más allá del experimento con los gansos, Lorenz vio con preocupación que el ser humano moderno no había perdido esa plasticidad cerebral primitiva, sino que ahora estaba siendo colonizado por algo mucho más peligroso que una figura materna equivocada: una avalancha continua de información diseñada, sesgada y administrada por manos invisibles. A medida que el siglo XX se adentraba en la era de los medios masivos, los círculos de poder que operaban tras bambalinas —desde fundaciones filantrópicas hasta estructuras opacas como el Club Bilderberg— comprendieron que controlar los recursos, las finanzas o la política era apenas una parte del juego. El verdadero poder radicaba en controlar la percepción. Y para eso, las ideas de Lorenz eran una llave maestra. Si la conducta humana podía ser inducida por estímulos informativos artificiales, entonces bastaba con intervenir el flujo informativo global para dirigir el comportamiento colectivo sin necesidad de represión física ni de coerción directa. Así se fueron perfeccionando las estrategias de condicionamiento: se abandonó la censura burda y se adoptó la saturación. Lorenz alertó que un cerebro sobreexpuesto a estímulos pierde su capacidad crítica, se vuelve pasivo, ansioso, reactivo. Y esa fue la estrategia: inundar al individuo de datos, narrativas, imágenes, opiniones prefabricadas, hasta que no pudiera distinguir lo verdadero de lo falso, lo propio de lo inducido. El “hombre informado” se convirtió en el “hombre confundido”. Y esa confusión no fue un accidente: fue una herramienta. 
En las reuniones discretas del Club Bilderberg, donde confluyen banqueros, directores de medios, académicos y líderes políticos bajo estricta confidencialidad, se habló de estabilidad, de paz, de cooperación internacional. Pero en paralelo se diseñaron matrices de percepción global. No es casual que las grandes agencias de noticias, las plataformas digitales y los grupos editoriales estén entre los conglomerados más concentrados del planeta. Tampoco es casual que los “think tanks” vinculados a Bilderberg hayan promovido una “democratización de la información” que, en realidad, estandariza las ideas y sofoca el pensamiento divergente. 
En 1995, el escritor Eustace Mullins publicó que los Rothschild controlaban las tres principales cadenas de televisión de Estados Unidos: NBC, CBS y ABC, planteando la posibilidad de una influencia directa sobre la opinión pública estadounidense. Ese mismo año, The New York Times informó que el FBI estaba al tanto de múltiples casos en los que funcionarios del gobierno estadounidense habían transferido información clasificada a agentes israelíes. Según el entonces subdirector del FBI, Raymond Wannal, el Departamento de Justicia decidió no continuar las investigaciones. 
Lorenz, que en su vejez se volvió profundamente crítico del progreso tecnológico sin alma, vio con claridad que el problema no era la información en sí, sino su utilización perversa. El cerebro humano, decía, no evolucionó para recibir torrentes de datos, de fuentes impersonales y manipuladas, sino para interpretar el mundo a partir de la experiencia directa, de la interacción humana y del juicio propio. Lo que las élites comprendieron —y aplicaron— fue que quien controla lo que la gente ve, escucha y cree, controla finalmente lo que la gente hace, desea y teme. Hoy, mientras los ciudadanos repiten frases copiadas, reaccionan a estímulos implantados, se polarizan por narrativas prefabricadas y creen que están eligiendo libremente lo que piensan, la maquinaria de condicionamiento sigue su curso. La advertencia de Lorenz quedó como una voz solitaria en medio del ruido ensordecedor del “progreso”. Pero para quienes saben mirar entre líneas, su mensaje sigue siendo tan claro como perturbador: el comportamiento humano puede ser programado sin que el individuo sepa que está siendo programado. Y eso, precisamente, es lo que las élites dominantes han convertido en arte.


Fuentes:

Wikipedia. (2025, agosto). "Konrad Lorenz". En Wikipedia.
[https://es.wikipedia.org/wiki/Konrad\_Lorenz](https://es.wikipedia.org/wiki/Konrad_Lorenz) 

UniNotas. (2025). "Psicología del comportamiento: adaptación, aprendizaje y evolución". UniNotas.
    \[Artículo sobre impronta y aprendizaje no asociativo] 

Definición.edu.lat. (s. f.). "Konrad Lorenz: biografía, teoría, aportes, obras". Academia. \[Descripción de la impronta, aprendizaje instintivo y duración del vínculo] 

Infobae. (2025, enero 13). "Grupo Bilderberg: cómo funciona el club secreto de la elite mundial que alimenta teorías conspirativas". 

Nuestras Charlas Nocturnas. (2021, abril 17). "¿Qué es el Club Bilderberg?". NuestrasCharlasNocturnas.com. \[Resumen de agendas conspirativas atribuidas a Bilderberg] 

Respuestaslibertad.wordpress.com. (s. f.). 1985: Eustace Mullins publica… En "Historia de los innombrables". \[Mención del control de cadenas NBC, CBS y ABC por Rothschilds y del supuesto encubrimiento del FBI] 


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