Unilateralismo o Multilateralismo: los dos caminos que definen el futuro del mundo
La política internacional se mueve en torno a grandes tensiones históricas. Una de las más importantes es la disputa entre un mundo unilateral, dominado por una sola potencia que establece las reglas de juego, y un mundo multilateral, en el que varias naciones comparten el poder y negocian consensos. No se trata de una discusión académica sin consecuencias: de esta diferencia dependen la soberanía de los pueblos, la paz o la guerra, el desarrollo o la dependencia.
El mundo unilateral: hegemonía, privilegios y falsas alianzas
Imagen: commons.wikimedia
Un orden unilateral surge cuando una potencia concentra el poder militar, económico y cultural, logrando que los demás países se alineen a su proyecto. La historia está llena de ejemplos: el Imperio Romano en la Antigüedad, el Reino Unido durante el siglo XIX y, en tiempos más recientes, Estados Unidos tras la caída de la Unión Soviética en 1991.
Bajo el unilateralismo, las alianzas se presentan como acuerdos colectivos, pero en realidad responden a los intereses del hegemón.
El caso del TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) es paradigmático. Firmado en 1947 bajo la influencia de Washington, establecía que si un país americano era atacado por una potencia extracontinental, todos los demás debían entrar en su defensa. Sin embargo, cuando en 1982 Argentina fue agredida por el Reino Unido en las Islas Malvinas, el TIAR se convirtió en letra muerta: Estados Unidos no sólo no nos apoyó, sino que ayudó a los británicos con inteligencia satelital, armas y respaldo diplomático.
El tratado reveló así su verdadera naturaleza: un instrumento útil sólo en tanto sirviera a los intereses de Washington.
Otro ejemplo es el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), firmado en 1968. Su lógica es sencilla: quienes ya poseen armas nucleares pueden mantenerlas, mientras que el resto debe comprometerse a no desarrollarlas. En teoría, busca prevenir la proliferación y garantizar la seguridad global. En la práctica, legitíma el monopolio nuclear de un puñado de potencias y convierte al resto en Estados de segunda categoría.
Para países con capacidad científica como Argentina o Brasil, el TNP significó renunciar a la posibilidad de desarrollar su propia defensa nuclear, mientras que las potencias atómicas siguieron modernizando sus arsenales sin restricción alguna.
En el unilateralismo, los tratados, las instituciones y las alianzas son asimétricos. Se presentan como acuerdos “internacionales”, pero en realidad funcionan como un mecanismo de control y subordinación.
El mundo multilateral: equilibrio, negociación y cooperación
Presidentes Vladimir Putin, Narendra Modi y Xi Jinping. Imagen: commons.wikimedia
En contraposición surge la idea de un mundo multilateral, donde el poder se distribuye entre varias naciones o bloques regionales, evitando que una sola potencia pueda imponer sus intereses sobre los demás.
El multilateralismo se sostiene en instituciones y acuerdos donde los países firmantes participan en condiciones de igualdad, al menos en teoría.
Un ejemplo clásico es la ONU, que si bien arrastra el lastre del veto en el Consejo de Seguridad, constituye un espacio donde cada Estado tiene representación y puede expresar su voz. Más allá de sus limitaciones, ha funcionado como foro de negociación en momentos críticos, evitando que conflictos locales escalen a guerras globales.
En el plano regional, la Unión Europea es otro caso: un conjunto de países que, a pesar de sus diferencias, han logrado construir mecanismos de cooperación económica y política basados en la negociación.
Algo similar sucede en Asia con la ASEAN, en África con la Unión Africana y en América Latina con la CELAC o el MERCOSUR, espacios que intentan fortalecer la integración regional sin tutelajes externos.
En el terreno económico y financiero, la emergencia de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, a los que se han sumado nuevos miembros) representa un claro desafío al unilateralismo occidental.
Este bloque impulsa la creación de bancos propios, el uso de monedas alternativas al dólar y la cooperación Sur-Sur como forma de equilibrar la hegemonía estadounidense.
El multilateralismo es más lento y complejo: requiere consensos, negociaciones arduas y, muchas veces, sacrificios. Sin embargo, ofrece algo que el unilateralismo niega: la posibilidad de que las naciones se relacionen como iguales y de que el poder global se reparta en lugar de concentrarse.
Ventajas y desventajas de ambos modelos
Unilateralismo
Ventajas: rapidez en las decisiones, estabilidad relativa bajo la pax hegemonica, acceso a recursos globales para el hegemón.
Desventajas: dependencia de un solo actor, incumplimiento de acuerdos cuando no conviene, riesgo de abusos y de intervenciones militares, golpes militares para derrocar gobiernos inconvenientes para el hegemón, amenazas con despliegue militar en las cercanías del país rebelde, abusos financieros con el manejo del FMI y el Banco Mundial, por ejemplo.
Multilateralismo
Ventajas: equilibrio de poder, diversidad de alianzas, cooperación entre iguales, mayor espacio para países medianos y pequeños.
Desventajas: lentitud en la toma de decisiones, tensiones entre polos, riesgo de bloqueos institucionales.
Ejemplos históricos y actuales
Unilateralismo en acción: la invasión a Irak en 2003, decidida por Estados Unidos sin aval de la ONU, bajo el argumento falso de las armas de destrucción masiva. También la guerra comercial que Washington ha lanzado contra China, imponiendo aranceles y sanciones de manera unilateral. Actualmente, las amenazas diplomáticas y militares contra Venezuela con la amenaza de ser un estado "Narco".
Multilateralismo en acción: los acuerdos climáticos como el Protocolo de Kioto o el Acuerdo de París, donde los países negociaron compromisos comunes frente a un problema global. O los tratados de integración regional en América Latina, que aunque imperfectos, han permitido a países como Argentina y Brasil coordinar políticas industriales y comerciales.
¿Y Argentina dónde queda?
Para países como el nuestro, la diferencia entre unilateralismo y multilateralismo no es un debate abstracto: es una cuestión de supervivencia y desarrollo.
Bajo el unilateralismo, Argentina corre el riesgo de convertirse en un satélite subordinado, obligado a alinearse a los intereses del hegemón, incluso cuando éstos contradicen nuestra soberanía, como ocurrió en Malvinas. En permanente crisis cuando gobiernos de derecha acuerdan préstamos de usura y el FMI interviene la economía con el único fin de esquilmarnos económicamente. Tolerando diplomáticos y embajadores que se entrometen en las causas nacionales y en la soberanía nacional.
En cambio, el multilateralismo abre un espacio para que países medianos puedan jugar un rol más activo. Argentina, con su capacidad científica, tecnológica y productiva, puede encontrar en foros como la CELAC, el MERCOSUR, el G20 o los BRICS oportunidades para diversificar alianzas, ampliar mercados y defender sus recursos naturales sin quedar atrapada en la lógica de dependencia de una sola potencia.
En cambio, la unión con Brasil, principal socio comercial de Argentina, y demás países del sur y centroamérica nos ofrece la posibilidad de relacionarnos con otros países o bloques.
Por otro lado, China avanza en su Ruta de la Seda con obras como las dos centrales hidroeléctricas en el sur argentino.
El desafío es claro: apostar por la cooperación regional, fortalecer la integración latinoamericana y participar activamente en las iniciativas globales que promuevan un orden más equilibrado.
Conclusión
La historia demuestra que el unilateralismo puede otorgar cierta estabilidad, pero siempre a costa de la dependencia de los pueblos. El multilateralismo, aunque más complejo y difícil de sostener, representa la única vía posible hacia un mundo más justo y equilibrado.
La pregunta, entonces, no es sólo qué modelo prefieren las grandes potencias, sino qué camino estamos dispuestos a recorrer los países del Sur global. En ese dilema se juega no sólo la política exterior de Argentina, sino el futuro de nuestra soberanía y de nuestra capacidad de decidir nuestro propio destino.
Fuentes:
1. Bernal-Meza, R. (2004). "Multilateralismo y unilateralismo en la política mundial: América Latina ante el orden mundial en transición". Historia Actual Online, 8, 65-80. [https://historia-actual.org/Publicaciones/index.php/hao/article/view/64/315]
2. El Orden Mundial en el S.XXI. (2018). "¿Qué es el unilateralismo?" El Orden Mundial. [https://elordenmundial.com/que-es-unilateralismo/]
3. TeseoPress. (2019). "Multilateralismo: origen, crisis y desafíos". Manual de Relaciones Internacionales. [https://www.teseopress.com/manualderelacionesinternacionales/chapter/capitulo-iii-multilateralismo-origen-crisis-y-desafios/]
4. Naciones Unidas. (s.f.). "Multilateralismo | Naciones Unidas". [https://www.un.org/es/global-issues/multilateral-system]
5. Naciones Unidas. (s.f.). "Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca". [https://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/b-29.html]
6. Wikipedia. (2025). "BRICS". [https://es.wikipedia.org/wiki/BRICS]


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