Canal de Suez: historia, control geopolítico e impacto en el comercio mundial.
Fuente: Commons.wikimedia
La década de 1950 marca un cambio fundamental en la política
global: el colonialismo europeo se encuentra en declive y emergen líderes
nacionales que reclaman soberanía sobre sus territorios estratégicos. En
Egipto, Gamal Abdel Nasser encarna ese movimiento. En 1956, frente a la negativa
de occidente de financiar la construcción de la presa de Assuán y en un
contexto de creciente nacionalismo árabe, Nasser anuncia la nacionalización del
canal de Suez. Este acto no solo es un gesto de independencia económica: es un
desafío directo a Francia y Gran Bretaña, que hasta entonces habían dominado la
vía estratégica.
La respuesta occidental es inmediata y militar. Francia, Gran Bretaña e Israel coordinan una invasión que busca recuperar el control del canal y derrocar a Nasser. Sin embargo, la presión de Estados Unidos y la Unión Soviética obliga a los agresores a retirarse. La crisis de 1956 tiene varias consecuencias de largo plazo: marca el fin del dominio colonial británico y francés en la región, consolida a Nasser como líder del nacionalismo árabe y establece a Estados Unidos y la URSS como
árbitros centrales en el Medio Oriente. Además, demuestra que el control militar de Suez ya no garantiza la seguridad del comercio global: la diplomacia y las grandes potencias intervienen para mantener el flujo económico.
El episodio también revela la importancia del canal como herramienta de poder económico. Egipto obtiene de la nacionalización ingresos significativos vía peajes, mientras que las potencias occidentales comprenden que cualquier interrupción tendría consecuencias inmediatas en los mercados globales. Suez deja de ser solo un canal: se convierte en símbolo de soberanía nacional y en punto neurálgico de la economía mundial.
El cierre del canal tras la Guerra de los Seis Días
En 1967, el contexto geopolítico de la región se intensifica con
la Guerra de los Seis Días entre Israel y varios países árabes, incluido
Egipto. Durante el conflicto, Israel ocupa el Sinaí y el canal de Suez queda
cerrado. Este cierre durará ocho años, transformando al canal en un verdadero
cuello de botella económico global. Las rutas marítimas alternativas, que
debían bordear África, son más largas y costosas, afectando precios de petróleo
y fletes internacionales.
El bloqueo demuestra la vulnerabilidad estructural del comercio mundial ante tensiones regionales.
Europa sufre retrasos y sobrecostos, y Estados Unidos percibe que cualquier crisis en Egipto podría impactar directamente en su seguridad energética y económica. Este episodio también revela que Suez no es un simple canal comercial, sino un instrumento de presión geopolítica capaz de alterar mercados y relaciones internacionales.
El cierre reafirma la necesidad de que Egipto mantenga la vía operativa y segura. Por eso, tras la paz con Israel en 1979 y la posterior reactivación del canal, el país se convierte en garante del paso internacional, estableciendo un sistema de peajes y modernizaciones que consolidan su rol económico y político en el escenario global.
El canal de Suez en la economía global contemporánea
Hoy, el canal de Suez transporta aproximadamente el 12 por ciento del comercio marítimo mundial, incluyendo una porción significativa del petróleo y gas que va del Golfo Pérsico a Europa y Norteamérica. Su valor económico no se limita al peaje: el canal es un factor determinante en la cadena logística global, y cualquier interrupción produce aumentos inmediatos en los costos de transporte, seguros y seguros de carga.
El ejemplo más reciente de su impacto fue el encallamiento del Ever Given en 2021, que paralizó temporalmente el paso de cientos de barcos, afectando suministros industriales, energéticos y de consumo a nivel global. Esta situación evidenció la fragilidad de la infraestructura y la dependencia estratégica de una sola vía de comunicación marítima para el comercio mundial.
Más allá de lo económico, el canal sigue siendo un punto de interés geopolítico. Estados Unidos mantiene fuertes relaciones con Egipto, apoyando la estabilidad política y militar para garantizar que Suez permanezca operativo y neutral. Rusia y China, por su parte, buscan expandir su influencia en la región mediante inversiones y acuerdos diplomáticos, conscientes de que el control indirecto sobre el canal ofrece ventajas estratégicas considerables.
El enorme portacontenedores Ever Given, encallado en el Canal de Suez de Egipto, es visible en nuevas imágenes capturadas por la misión Sentinel-1 de Copernicus. El gigantesco portacontenedores encalló en el canal el 23 de marzo durante su viaje de China a los Países Bajos. La imagen de la izquierda, capturada el 21 de marzo, muestra el tráfico marítimo habitual en el canal, con buques visibles cada 2 o 3 km. La imagen de la derecha, capturada el 25 de marzo, muestra el buque de 400 m bloqueando el canal. El canal conecta Puerto Said, en el mar Mediterráneo, con el océano Índico a través de la ciudad egipcia de Suez, en el mar Rojo. El bloqueo ha retrasado la llegada de cientos de petroleros y buques a su destino, y aún hay más tráfico marítimo dirigiéndose a esta crucial vía fluvial. Se pueden ver barcos acumulándose en el golfo de Suez. Los remolcadores están trabajando arduamente para desalojar el buque de 200.000 toneladas; sin embargo, las autoridades egipcias afirman que no está claro cuándo se reabrirá la ruta. Los dos satélites idénticos Sentinel-1 de Copernicus incorporan instrumentos de radar que proporcionan imágenes de la superficie terrestre en cualquier condición meteorológica, día y noche, lo que los hace ideales para monitorizar el tráfico marítimo. La superficie del mar refleja la señal del radar lejos del satélite, oscureciendo el agua en la imagen. Esto contrasta con los objetos metálicos, en este caso los barcos en la bahía, que aparecen como puntos brillantes en las aguas oscuras.
Suez como herramienta de poder y diplomacia
El canal de Suez es más que una infraestructura: es un instrumento
de poder. Quien controla la vía controla tiempos, costos y flujos de recursos
estratégicos. A lo largo de la historia, los conflictos por Suez han demostrado
que la vía puede ser usada como arma política y económica. El cierre, la nacionalización
o incluso la amenaza de interrupción generan impactos inmediatos sobre los
mercados internacionales.
Además, Suez refuerza la posición de Egipto como actor clave en la política regional. Su capacidad de cobrar peajes, mantener la vía operativa y negociar con grandes potencias convierte al país en un mediador imprescindible, tanto en tiempos de estabilidad como de
crisis. Esto transforma al canal en una pieza central de la diplomacia internacional, donde los intereses de Europa, Estados Unidos, Rusia y China convergen y se enfrentan.
El valor simbólico también es relevante: para los países árabes, la nacionalización de 1956 sigue siendo un emblema de soberanía y dignidad frente a antiguas potencias coloniales. Para las potencias occidentales, Suez representa la necesidad de garantizar el flujo económico sin depender exclusivamente de la fuerza militar directa.
Riesgos y tensiones actuales
En la actualidad, el canal enfrenta riesgos múltiples: conflictos regionales en Medio Oriente, tensiones en el Mar Rojo y Yemen, y la presión de actores no estatales. Además, la inestabilidad
política interna de Egipto añade una capa de incertidumbre: cualquier crisis doméstica puede tener repercusiones globales inmediatas. La competencia entre potencias también se refleja en inversiones estratégicas, acuerdos de seguridad y presencia diplomática.
Suez sigue siendo, así, un nodo crítico de la globalización. La dependencia de Europa y Asia de su operatividad hace que cualquier perturbación, desde un accidente hasta un conflicto regional, tenga un efecto dominó en los mercados energéticos, logísticos y comerciales.
La expansión de rutas alternativas, como las rutas árticas o el uso de buques más grandes por el Cabo de Buena Esperanza, reduce parcialmente el monopolio estratégico de Suez, pero no elimina su centralidad: la vía sigue siendo más corta, más económica y más confiable en términos de tiempo, consolidando su posición como arteria vital del comercio mundial.
Conclusión
A lo largo de más de 150 años, el canal de Suez ha pasado de ser un proyecto ingenieril ambicioso a un factor decisivo en la política y economía mundial. Su historia refleja la transición del poder europeo colonial hacia la soberanía nacional y el protagonismo de Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Hoy, continúa siendo un centro de interés global, un instrumento de poder económico y
diplomático, y un símbolo de la importancia de la infraestructura crítica en un mundo interconectado.
El canal no solo une mares: une intereses, tensiones y estrategias de todas las potencias del planeta. Su control y funcionamiento estable garantizan comercio, energía y estabilidad internacional.
Su interrupción demuestra cómo una sola vía puede impactar todo el sistema global, consolidando su posición como una de las rutas más valiosas y conflictivas del mundo.
Fuentes
Chalabi, H. (2016). Historia del canal de Suez. Editorial Siglo XXI.
Fernández, L. (2020). Geopolítica del Canal de Suez. Buenos Aires: Ediciones del Sur.
Ministerio de Relaciones Exteriores de Egipto. Documentos históricos sobre Suez (1956–2021)
Naciones Unidas. Informe sobre transporte marítimo y rutas estratégicas, 2022.
Pérez, J. (2021). Impacto económico del bloqueo del Ever Given. Revista Comercio Global, 12(3), 45–60.



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