De Menem a Milei: el regreso de las relaciones carnales


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Ecos de un viejo romance diplomático

En los años noventa, el canciller Guido Di Tella acuñó una frase que quedó grabada en la memoria política argentina: “relaciones carnales” con Estados Unidos. Aquella expresión simbolizó el alineamiento total de la Argentina con Washington durante el gobierno de Carlos Menem. Bajo el pretexto de ingresar al “Primer Mundo”, el país se subordinó a la agenda norteamericana en lo político, económico y militar.

Hoy, más de tres décadas después, el escenario parece repetirse. El gobierno actual vuelve a mirar hacia el norte en busca de legitimidad y respaldo. La historia cambia de rostros, pero conserva la misma trama: un poder periférico que confunde dependencia con integración, y subordinación con diplomacia.

El contexto de los 90: la ilusión del Primer Mundo

La caída del Muro de Berlín marcó el fin de la Guerra Fría y el triunfo absoluto de Estados Unidos. América Latina quedó bajo la influencia del llamado “Consenso de Washington”: privatizaciones, apertura comercial, endeudamiento, y la idea de que el mercado resolvería todos los males.

En ese contexto, Menem adoptó una política exterior que rompió con la tradición de autonomía argentina. En nombre de la modernización, envió buques de guerra al Golfo Pérsico durante la ofensiva contra Irak, apoyó las resoluciones norteamericanas en Naciones Unidas y se distanció del Movimiento de Países No Alineados.

Argentina fue premiada con un título simbólico: “Aliado Extra-OTAN”. Era la consagración del alumno obediente del hemisferio sur. Pero el costo fue alto: pérdida de soberanía, desindustrialización, endeudamiento, y un país que cambió su brújula geopolítica por un espejismo de prestigio internacional.

El presente: Washington vuelve a seducir a Buenos Aires

Hoy el escenario global es distinto, pero el libreto se parece demasiado. Con un discurso de admiración hacia Estados Unidos y hacia Donald Trump, el gobierno argentino retoma una senda de alineamiento automático. En nombre de la libertad y el anticomunismo, se vuelven a justificar los mismos gestos de subordinación diplomática.

La política exterior se orienta a reproducir el viejo esquema: respaldo incondicional a la Casa Blanca, defensa de sus posiciones en organismos internacionales, críticas abiertas a China y Rusia, y gestos simbólicos de obediencia estratégica.

El alineamiento no es sólo ideológico: también económico. Las negociaciones financieras, la apertura a fondos especulativos y la desregulación interna reproducen la dependencia de los noventa, aunque ahora se la disfrace de “revolución liberal”.

Diferencias de época, semejanzas de dependencia

En los noventa, Estados Unidos era la única superpotencia. Hoy el tablero mundial es multipolar: China, Rusia, India e Irán tienen peso económico y militar. Sin embargo, Argentina parece querer revivir la lógica de la Guerra Fría, colocándose sin matices del lado norteamericano.

La diferencia radica en que ahora la subordinación no se justifica por el miedo al comunismo, sino por el culto a la libertad de mercado. Pero el resultado es el mismo: pérdida de autonomía nacional, aislamiento regional y una política exterior que responde más a intereses ajenos que a los propios.

Mientras Brasil equilibra su vínculo con China y Estados Unidos, y México mantiene una prudente distancia, Argentina se lanza sin red hacia un alineamiento que podría dejarla sola en el continente.

Las nuevas relaciones no combatientes

En los años de Menem, Argentina participó en la Guerra del Golfo como país “no combatiente”. En la práctica, eso significó enviar buques, oficiales y apoyo logístico a la coalición liderada por Estados Unidos. No hubo batallas directas, pero sí una clara señal de sumisión geopolítica.

Hoy el patrón podría repetirse bajo otro lenguaje. No se trataría de enviar tropas a una guerra abierta, sino de ofrecer cooperación militar, inteligencia o presencia simbólica en operaciones “de paz” o “de seguridad internacional”. El formato cambia, la dependencia se mantiene.

El país vuelve a ofrecer su bandera como respaldo moral a las decisiones de Washington, repitiendo una historia que ya conocemos: ser actor menor en un conflicto que no le pertenece, a cambio de una foto diplomática.

América Latina: el tablero que se fractura

Cada vez que Argentina se alinea incondicionalmente con una potencia extra-continental, América Latina se debilita. En los noventa, el eje Buenos Aires-Washington rompió los intentos de coordinación regional. Hoy, algo similar sucede: mientras Brasil impulsa la cooperación con China y refuerza la integración sudamericana, Buenos Aires busca diferenciarse abrazando un discurso occidentalista.

Esta fractura es funcional a los intereses de las potencias, que prefieren una región dividida antes que una América Latina unida y soberana. El sueño de la Patria Grande se posterga otra vez, sacrificado en nombre del pragmatismo y del libre mercado.

Conclusión: el espejo de la historia

El presente argentino parece mirarse en el espejo de los noventa. Entonces fue Menem quien prometió el ingreso al Primer Mundo; hoy es otro gobierno el que promete la redención liberal. Pero el resultado podría ser el mismo: un país que confunde obediencia con diplomacia, y subordinación con grandeza.

Las relaciones carnales no son sólo una metáfora histórica. Son la expresión de una política exterior que entrega soberanía a cambio de ilusiones. Y como enseña la historia, esos romances con las potencias del norte siempre terminan igual: con la Argentina herida, buscando nuevamente su dignidad en el espejo de su propia memoria.

Fuentes 

1. El País (2024). "La diplomacia argentina con Estados Unidos: de las relaciones carnales de los noventa al amor de Milei hacia Trump."

2. BAE Negocios (2021). "Las relaciones carnales con Washington: el sello del menemismo en política exterior."

3. Radio Nacional (2023). "1997: relaciones carnales con Washington, política exterior del menemismo."

4. América Latina 21 / El Periódico (2024). "Milei y Trump: remake de las relaciones carnales."

5. Revista Ciencia Política (CONICET). "La política exterior argentina en los años noventa: entre la autonomía y la alineación."

6. Diario Crónica (2024). "El gobierno argentino y su presencia militar no combatiente en Medio Oriente."

7. Wikipedia. "Política exterior del gobierno de Carlos Menem."

 

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