El CAREM en la mira. ¿quién quiere quedarse con nuestra tecnología nuclear?

El CAREM —el primer reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado en Argentina— no es un simple “proyecto energético”: es un capital estratégico, científico y tecnológico que coloca a nuestro país entre los pocos que podrían ofrecer reactores modulares pequeños (SMR) en el mercado mundial. Entregar ese activo, parcial o totalmente, sería entregar soberanía. Esta nota es una denuncia y una advertencia: el CAREM podría ser el objetivo real detrás de maniobras de vaciamiento, privatización y operaciones de inteligencia (cibernética o de otro tipo) que facilitarían la expropiación de know-how estratégico.
Qué es el CAREM (explicación técnica y estratégica)
El CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares) es un reactor modular pequeño —un SMR— pensado y diseñado por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Es un diseño integrado y simplificado cuyo prototipo se está construyendo en Lima (partido de Zárate). Como proyecto “first-of-a-kind”, su valor no es sólo la potencia que pueda generar (la versión prototipo es de baja potencia), sino el diseño, la ingeniería, los procedimientos de fabricación y la propiedad intelectual asociada, que son exportables y podrían generar contratos, licencias y dependencia tecnológica hacia quien controle esa tecnología.
Por qué el CAREM importa y por qué hay motivos para preocuparse
Valor estratégico: controlar el CAREM significa controlar un diseño nacional de reactores modulares, algo muy codiciado en mercados donde la transición energética demanda soluciones seguras y compactas.
Valor industrial y comercial: patentes, cadenas de suministro, contratos de construcción y mantenimiento, y formación de personal —todo eso se traduce en ingresos y en influencia geopolítica.
Riesgo de dependencia: si una parte significativa de Nucleoeléctrica o del capital operativo queda en manos privadas (sobre todo extranjeras), podría condicionar decisiones técnicas y comerciales futuras. Esa es, precisamente, la preocupación que plantea el debate público sobre la venta parcial de Nucleoeléctrica.
Llegada de Demian Reidel: ¿el hombre adecuado?
La llegada de Demian Reidel a la conducción de temas energéticos y estratégicos ha sido percibida como un punto de inflexión. Reidel, con formación académica de prestigio internacional, experiencia financiera (trabajó en fondos de inversión en EE.UU., roles en la administración económica del país), ha declarado públicamente que “el único problema de Argentina son los argentinos”. Esa frase, más allá de su efecto mediático, revela una visión individualista y meritocrática, que algunos consideran que justifica o normaliza la apertura al capital privado bajo la excusa de “mejor gestión” o “eficiencia”.
Su perfil lo hace admirado por sectores que promueven reformar empresas estatales, pero también genera recelo en quienes entienden que la principal vulnerabilidad del país no es la “calidad de los argentinos” sino las estructuras de poder internacional, los intereses corporativos y los desequilibrios geopolíticos. Si Reidel estuviera alineado con ellos, no sería gratuito el empuje para privatizar parcialmente Nucleoeléctrica: podría ser la estrategia para que ese “capital privado” actúe como intermediario de intereses externos, incluyendo apropiarse de parte del diseño o la operación del CAREM.
Intentos, amenazas y riesgos informáticos (lo que pudo o podría haber ocurrido)
En diciembre de 2024 se registró un intento serio de intrusión informática contra sistemas de la CNEA que las autoridades reconocieron públicamente. Ese episodio podría haber puesto en riesgo la confidencialidad de proyectos estratégicos y, en el marco del accionar cibernético global, es plausible que actores —estatales o mercenarios— intentaran o pudieran intentar acceder a planos, documentación técnica o información sensible del CAREM. Algunas notas y analistas llegaron incluso a sostener que, ante ese tipo de intrusión, es “casi imposible” que no se haya filtrado algún fragmento de información, aunque las autoridades oficiales hayan asegurado que no se comprometieron los planos críticos. En suma: hubo un intento real que podría haber derivado en accesos indeseados, y la hipótesis de apropiación de documentos estratégicos no es descabellada.
Por otro lado, hay publicaciones (Página Abierta) donde se ha publicado que "científicos argentinos que trabajaban en el proyecto denunciaron la desaparición de los planos del reactor CAREM-25". Se menciona que esos planos originales del CAREM-25 estarían desaparecidos, y que se presentaría una denuncia penal para que la justicia investigue.
Privatización parcial de Nucleoeléctrica: ¿un primer paso para quedarse con el CAREM?
En el debate público reciente se impulsa la venta del 49% de Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA). Voces políticas y sindicales advierten que esa operación no es un negocio cualquiera: es, potencialmente, la entrega de control político y operativo sobre una empresa que opera centrales y que alberga el desarrollo del CAREM. El senador Guillermo Andrada publicó una columna advirtiendo que vender Nucleoeléctrica sería “el peor negocio” para el país y que, detrás del discurso de modernización, hay actores con interés en apropiarse del valor estratégico de la empresa. Del otro lado, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) denunció que el proceso tiene vicios de nulidad y presentó acciones legales señalando irregularidades formales y riesgos para los derechos laborales y el patrimonio tecnológico nacional. Todo esto parece configurar un terreno donde la privatización parcial sería, en la práctica, el inicio de la transferencia de poder sobre tecnologías críticas.
Imagen: Commons.wikimedia
Relación con la demanda energética de gigantes tecnológicos
Un factor que pocos debaten pero que podría tener gran influencia es la creciente demanda mundial, y local, de grandes compañías tecnológicas como OpenAI, que buscan expandir centros de datos de altísimo consumo energético. Hay estimaciones que ese tipo de infraestructuras podrían requerir cientos de megavatios en suministro estable y con perfiles de confiabilidad muy altos.
En ese escenario, alguien —privado o estatal bajo influencia privada— podría ver en el CAREM una solución ideal: reactor nuclear modular, control tecnológico, suministro permanente. Si quienes promueven la privatización parcial de Nucleoeléctrica están al tanto de esas necesidades globales, es plausible que vean al CAREM no solo como un activo nacional sino como una fuente de contrato energético de escala, capaz de engancharse con grandes clientes internacionales que exigen seguridad legal, estabilidad de suministro y propiedad tecnológica.
Esa relación posible entre demanda energética masiva (como la que requieren centros de datos, inteligencia artificial, etc.) y la apropiación privada/control externo del CAREM impone un sentido de urgencia: quien tenga control sobre CAREM puede posicionarse para vender energía, know-how y servicios a esos gigantes, retirando parte de la renta que podría ser estatal.
Cambios en la conducción, remociones y señales de alarma
La remoción de gerentes claves en áreas sensibles (compras, jurídico, obras, sistemas) en Nucleoeléctrica fue reportada por varios medios como parte de una reestructuración que algunos analistas interpretan como preparación para abrir la empresa a privados. Estos relevos en la cúpula, si se combinan con decretos o decisiones administrativas para vender participación, pueden acelerar la pérdida de control estatal sobre decisiones estratégicas. Son, por tanto, señales que deben alarmarnos y que requieren escrutinio público y legal inmediato.
Qué está en juego para la Argentina y para Nuestra América
Si lo que hoy se discute se concreta, no solo Argentina pierde capacidad: también se abre la puerta a que poderes financieros y corporativos —con redes transnacionales— capturen una tecnología desarrollada por el esfuerzo público y por generaciones de científicos y técnicos argentinos. Esto significa que la autonomía tecnológica regional se vería minada: los países hermanos que buscan alternativas soberanas a la dependencia energética quedarían condicionados por empresas y contratos que podrían privilegiar ganancias privadas por sobre el desarrollo soberano.
Denuncia y exigencias concretas (llamado a la acción)
Auditar públicamente cualquier negociación sobre la venta de acciones de Nucleoeléctrica y llevar toda transferencia de activos estratégicos al Congreso de la Nación.
Exigir a la CNEA y al Poder Ejecutivo la máxima transparencia sobre el episodio cibernético y cualquier otra vulneración, con vista de peritos imparciales y fiscalía abierta.
Apoyar las acciones judiciales y sindicales que busquen declarar nulo cualquier decreto o maniobra contraria a la ley y a la soberanía tecnológica.
Crear una comisión de expertos nacionales (con participación académica y sindical) que garantice que el CAREM siga bajo control público y que su know-how se preserve como bien común nacional.
Exigir de Demian Reidel una declaración pública sobre sus posiciones respecto de soberanía tecnológica, propiedad intelectual del CAREM y su visión del rol del Estado en energía nuclear. No bastan frases como “el único problema de Argentina son los argentinos” para dejar claro si se protege al pueblo o se prepara el terreno para intereses privados externos.
Advertencia final
Este es un llamado de alarma patriótico: quien quiera quedarse con el CAREM no lo hará de un día para el otro. Primero vendrá el debilitamiento presupuestario, después la re-configuración de la dirección, la privatización parcial, la presión por contratos, y en paralelo —si la burocracia y la ley lo permiten— acciones de inteligencia (cibernética o de mercado) que faciliten la apropiación del know-how. La combinación de estos factores podría transformar en poco tiempo un orgullo nacional en un activo controlado desde fuera. La responsabilidad de impedirlo es colectiva: de los trabajadores, de los científicos, de los legisladores patriotas y de la ciudadanía organizada. No hay tiempo para la indiferencia.
Fuentes principales citadas
CNEA — página oficial y descripción del CAREM. (argentina.gob.ar)
Reportes sobre la crisis presupuestaria y demoras en CAREM (Reuters). (reuters.com)
Columna del senador Guillermo Andrada en Ámbito: “Vender Nucleoeléctrica: el peor negocio (para el país)” . (ambito.com)
Denuncia y comunicados de ATE sobre vicios de nulidad en la privatización parcial. (ate.org.ar)
Informes y cobertura del intento de hackeo a la CNEA (Infobae / El Cronista) y análisis sobre riesgo de filtraciones. (infobae.com)
Informes sobre remociones en la conducción de Nucleoeléctrica y movimientos preparatorios hacia la privatización. (lapoliticaonline.com)


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