Estados Unidos en tensión: militarización, Antifa y las protestas que se extienden por varias ciudades
Portland, Chicago y Los Ángeles bajo la lupa tras la designación de Antifa como organización terrorista
El movimiento Antifa, una red descentralizada de activistas antifascistas, volvió al centro de la escena política estadounidense tras la orden ejecutiva firmada por Donald Trump el 22 de septiembre de 2025, que lo designó como “organización terrorista doméstica”.
La medida reavivó las tensiones entre el gobierno federal y las autoridades locales de varias ciudades donde se registran protestas, algunas de ellas con enfrentamientos violentos.
Antifa, cuyo nombre proviene de “anti-fascist”, se opone al fascismo, al racismo y al autoritarismo. No tiene estructura jerárquica ni liderazgo formal, sino que actúa a través de colectivos locales y redes de acción directa. En Estados Unidos ha cobrado fuerza desde los años noventa, pero su protagonismo aumentó durante el gobierno de Trump, sobre todo en las protestas contra grupos de extrema derecha y políticas migratorias.
La orden de Trump y el debate legal
La declaración de Antifa como organización terrorista abrió un intenso debate jurídico. En la legislación estadounidense no existe un mecanismo que permita designar como terrorista a un grupo puramente doméstico, ya que esa categoría se reserva para organizaciones extranjeras.
Expertos en derecho constitucional advierten que esta medida puede ser utilizada para ampliar la vigilancia política y justificar un uso excesivo de la fuerza contra manifestantes.
Desde la Casa Blanca, Trump argumentó que el movimiento representa una amenaza organizada al orden interno, mientras que sus críticos sostienen que se trata de un intento de criminalizar la disidencia política y reforzar la narrativa de un enemigo interno. Esta política se enmarca en una estrategia más amplia de seguridad interna que ya tuvo precedentes durante las protestas de 2020, cuando el gobierno desplegó agentes federales en varias ciudades sin coordinación con las autoridades locales.
Portland, símbolo del conflicto entre Washington y los estados
Portland, en Oregón, se convirtió nuevamente en epicentro de la confrontación. A fines de septiembre de 2025, el gobierno federal federalizó a 200 miembros de la Guardia Nacional de Oregón con el argumento de proteger instalaciones de ICE (la agencia de inmigración). La decisión generó una fuerte respuesta del gobierno estatal y del municipio, que presentaron una demanda judicial por considerar que la medida viola la soberanía local y la legislación que limita el uso militar en tareas policiales.
Durante las primeras semanas de octubre, se registraron enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas federales, con uso de gas lacrimógeno y decenas de detenciones. Las autoridades locales afirman que las protestas son en su mayoría pacíficas y que la narrativa de “ciudad bajo asedio” es una exageración política. Un tribunal federal incluso dictó una medida cautelar para limitar la actuación de la Guardia Nacional en tareas de orden público.
Otras ciudades en tensión: Chicago y Los Ángeles
Las protestas también se expandieron a otras grandes ciudades. En Chicago se produjeron enfrentamientos entre manifestantes y agentes de ICE, con detenciones y denuncias por uso excesivo de la fuerza.
En Los Ángeles, las protestas contra las redadas migratorias derivaron en disturbios con quema de vehículos y bloqueo de autopistas. En ambos casos, el gobierno federal justificó el envío de efectivos de la Guardia Nacional bajo la misma lógica de “defensa del orden interno”.
Gobernadores y alcaldes de estos estados han denunciado que las acciones federales buscan crear un clima de confrontación política, mientras que organizaciones civiles advierten sobre el riesgo de que se consolide un modelo de militarización permanente para contener la protesta social.
Riesgos para la democracia estadounidense
La designación de Antifa como grupo terrorista y la militarización de ciudades como Portland, Chicago y Los Ángeles reflejan una tensión profunda entre el poder federal y los estados. Más allá de los disturbios puntuales, el trasfondo del conflicto es la redefinición del equilibrio entre seguridad y derechos civiles en una sociedad cada vez más polarizada.
Si el uso de las fuerzas militares para tareas policiales se normaliza, Estados Unidos podría estar entrando en una etapa donde la disidencia política sea tratada como amenaza interna. La estrategia de Trump, más que contener la violencia, parece apuntar a consolidar una narrativa de orden frente al caos, una línea que históricamente ha marcado el inicio de ciclos autoritarios en distintos países.
Fuentes
* BBC Mundo: “Qué es Antifa, el movimiento que Trump quiere declarar terrorista”
* El País: “Trump designa a Antifa como organización terrorista doméstica”
* Deutsche Welle: “Portland y la tensión por la militarización en EE. UU.”
* Reuters en Español: “Despliegue federal y protestas en ciudades de Estados Unidos”
* La Vanguardia: “Chicago y Los Ángeles se suman a las protestas por el accionar de ICE”



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