La gala del Colón: el banquete del poder financiero en la Argentina entregada
El 23 de octubre de 2025, el Teatro Colón de Buenos Aires se convirtió en el escenario de un espectáculo que va más allá del lujo: la gala anual de JP Morgan. Entre luces, trajes de etiqueta y un ambiente que parecía ajeno a la realidad nacional, se reunieron figuras internacionales y locales que simbolizan décadas de subordinación de la Argentina a intereses externos: Tony Blair, Condoleezza Rice, Mauricio Macri y una galería de personalidades vinculadas al poder financiero global.
Para cualquier argentino consciente de su historia reciente, la imagen es dolorosa: un país golpeado por la deuda, la inflación y las políticas de ajuste, mientras sus espacios culturales más emblemáticos sirven de marco para celebrar la influencia extranjera. Esta gala no es solo un evento social: es un mensaje explícito de quiénes dictan la agenda económica y política en nuestro territorio.
La gala y la política local
La presencia de Mauricio Macri no sorprende, pero se vuelve inquietante cuando se conecta con las nuevas relaciones internacionales que propone Javier Milei. La cercanía del líder libertario con Donald Trump, reflejada en gestos de afinidad política y económica, consolida una línea de subordinación que remite a los peores momentos de nuestra historia reciente: gobiernos alineados con las potencias financieras, por encima de los intereses del pueblo argentino.
El vínculo “carnal” entre Milei y Trump no es solo una metáfora. Representa la exportación de agendas neoliberales y políticas de dominación que ya han probado ser destructivas en Latinoamérica. La gala en el Colón, con el brillo de los trajes y la sonrisa de las élites, es el escenario simbólico de esa entrega de soberanía, donde la política local se subordina a los intereses del capital global.
Símbolos que hablan
Elegir el Teatro Colón como sede no fue casualidad. Es el corazón cultural de Buenos Aires, un símbolo de orgullo nacional. Transformarlo en un salón para celebrar la hegemonía financiera extranjera es un acto de audaz provocación. Cada invitado, cada aplauso, cada discurso, refuerza la narrativa de un país donde las decisiones estratégicas no se toman pensando en sus ciudadanos, sino en quienes controlan los flujos de dinero a nivel global.
Conclusión
La gala de JP Morgan en el Colón es más que un evento de etiqueta: es la fotografía de la Argentina entregada. La combinación de figuras históricas del poder internacional, la presencia de políticos locales alineados con esas élites y la proyección del vínculo Milei-Trump consolidan un mensaje claro: la soberanía nacional sigue siendo subordinada a intereses externos. Mientras se descorchan copas y se celebran logros financieros, la Argentina real sigue enfrentando la deuda, la inflación y la pérdida de control sobre su propio destino.
Fuentes
Página12
Infobae
La Nación
Clarin

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