Tensiones Latentes: Brasil y Estados Unidos en el Tablero del Poder Continental


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Tensiones latentes: Brasil y Estados Unidos en el tablero del poder continental

Las relaciones entre Brasil y Estados Unidos siempre han estado atravesadas por una tensión estructural. Lo que en ocasiones parecía cooperación estratégica, en otros momentos se transformó en confrontación abierta. 
El año 2025 confirmó que lo latente se ha vuelto visible: la disputa por el poder continental y la autonomía de Brasil frente a la hegemonía estadounidense ha escalado a niveles inéditos en décadas.

Antecedentes históricos del desencuentro

El espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) a Petrobras y a la entonces presidenta Dilma Rousseff en 2013 fue un punto de inflexión. Desde entonces, la confianza bilateral quedó dañada y Brasil comprendió que su rol en la región no estaba exento de presiones externas. 
A lo largo de los gobiernos siguientes, el país osciló entre la subordinación y la búsqueda de autonomía, reflejando un dilema estructural en su política exterior.

Bolsonaro y la decepción de la cercanía con Washington

Durante el mandato de Jair Bolsonaro, Brasil buscó alinearse con la administración de Donald Trump. Sin embargo, la realidad mostró que la retórica de afinidad no se tradujo en beneficios concretos. 
Estados Unidos impuso aranceles al acero y al aluminio brasileños, postergó el ingreso del país a la OCDE y mantuvo un trato distante. 
Con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, Bolsonaro quedó aún más aislado al haber demorado en reconocer el resultado electoral.

El regreso de Lula y la apuesta por la autonomía estratégica

La vuelta de Luiz Inácio Lula da Silva en 2023 marcó un viraje. Su política exterior retomó el multilateralismo y la diversificación de alianzas. El fortalecimiento de los BRICS, el acercamiento a China —ya primer socio comercial— y la promoción de un Corredor Ferroviario Bioceánico con apoyo chino consolidaron la idea de un Brasil menos dependiente de Washington. 
En foros internacionales, Lula denunció la doble moral del proteccionismo occidental y defendió la voz del Sur Global, lo que generó incomodidad en la Casa Blanca.

La crisis de 2025: aranceles, sanciones y medidas de reciprocidad

En 2025 la relación bilateral entró en un punto crítico. En abril, Estados Unidos aplicó tarifas del 10 % a productos brasileños, escalando en julio con aranceles del 50 %. 
Washington acusó a Brasil de vulnerar su seguridad nacional, interferir en procesos judiciales y afectar intereses de empresas estadounidenses. 
Brasil respondió en la Organización Mundial del Comercio y promulgó la Ley de Reciprocidad Comercial (Ley nº 15.122/2025), que habilita sanciones simétricas.

El impacto económico se calcula en una pérdida de 0,2 puntos porcentuales del PIB hasta 2026, según el Ministerio de Hacienda. 
A nivel político, la tensión escaló cuando Estados Unidos sancionó a jueces del Supremo Tribunal Federal vinculados al proceso contra Bolsonaro. La Corte respondió con medidas cautelares al expresidente, que incluyeron tobillera electrónica y prohibición de redes sociales. 
Como consecuencia, Brasil suspendió ejercicios militares conjuntos como la Operación Formosa y la CORE 2025.

Intentos de diálogo y líneas rojas

Pese a la confrontación, en septiembre se produjo un gesto de acercamiento. En la Asamblea General de la ONU, Trump reconoció haber conversado con Lula y dejó abierta la posibilidad de una reunión bilateral. 
El canciller brasileño Mauro Vieira aclaró que el gobierno está dispuesto a discutir sobre aranceles, pero no aceptará injerencias en procesos judiciales internos. 
Se baraja la posibilidad de un encuentro en la cumbre de la ASEAN en Malasia, aunque sin confirmar fecha ni formato.

Los ejes del conflicto

El conflicto gira en torno a tres ejes centrales. El primero es el económico: aranceles y medidas de reciprocidad que afectan sectores industriales clave. El segundo es el tecnológico: la presencia de Huawei y el desarrollo de redes 5G en Brasil incomodan a Washington. El tercero es institucional: las sanciones contra jueces brasileños son vistas en Brasilia como un ataque directo a su soberanía. A ello se suma el componente geopolítico del Corredor Bioceánico, interpretado como una amenaza a la influencia estadounidense en la región.

Escenarios futuros

Existen tres posibles caminos. Una escalada sostenida, con más sanciones y deterioro de la relación; una coexistencia conflictiva, donde ambos países mantengan vínculos limitados pero con tensiones permanentes; o un deshielo parcial, centrado en negociaciones económicas sin resolver las diferencias de fondo. Lo que parece claro es que la relación bilateral ya no podrá regresar al equilibrio anterior.

Conclusión

La disputa entre Brasil y Estados Unidos refleja algo más profundo que un desacuerdo comercial: es la pugna por la autonomía de una potencia regional frente a la hegemonía de la superpotencia continental. 
Brasil busca afirmarse como actor global con voz propia, mientras Estados Unidos insiste en preservar su rol central. 
El tablero del poder continental está en movimiento, y lo que se define en 2025 puede marcar el rumbo de toda una década.


Fuentes 

* Reuters: “Fazenda vê impacto negativo de 0,2 p.p. no PIB até 2026 com tarifaço dos EUA”

* El País: “El presidente Lula se prepara para una reunión con Trump aún sin fecha”

* Infobae: “El canciller de Brasil aclaró que Lula negociará aranceles con Trump”

* AS: “Brasil suspende operaciones militares conjuntas con Estados Unidos”

* Swissinfo: “Brasil insta a EE.UU. a preservar a América Latina y el Caribe como una zona de paz”


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