Venezuela y Estados Unidos: cómo sería un “descabezamiento” del poder de Maduro

 

Donal Trump y Nicolás Maduro

Imagen creada con IA


Venezuela frente a la presión de Estados Unidos: cómo se perfila un posible “descabezamiento” del poder de Maduro

El enfrentamiento hipotético entre Estados Unidos y el gobierno de Nicolás Maduro no puede medirse en términos de fuerzas militares equivalentes. La diferencia es tan abrumadora que la pregunta no es si Washington podría remover al chavismo del poder, sino cómo lo haría de un modo eficaz y con el menor costo político posible. La Casa Blanca carga con las cicatrices de Irak y Afganistán, donde la ocupación militar prolongada generó pérdidas económicas, humanas y de prestigio. Por eso, si se planteara seriamente la opción de intervenir, el camino elegido sería distinto: rápido, selectivo y diseñado para evitar víctimas civiles.

La presión inicial: sanciones y aislamiento diplomático

El primer paso sería intensificar las sanciones económicas y financieras contra el gobierno, restringir el acceso a mercados internacionales, bloquear activos y endurecer las medidas secundarias contra intermediarios que comercian con Caracas. Al mismo tiempo, Estados Unidos ampliaría su respaldo logístico y comunicacional a actores opositores, ofreciendo incentivos de salida a funcionarios y militares que decidan romper con Maduro. La meta es quebrar la cohesión del círculo de poder sin necesidad de disparar un solo misil.

La fase de coerción militar selectiva

Si el cerco económico y diplomático no produce resultados, el siguiente movimiento sería la coerción militar limitada. No se trataría de una invasión terrestre, sino de operaciones de precisión. Washington podría desplegar una fuerza naval en el Caribe para imponer un bloqueo parcial, impedir exportaciones clave y enviar un mensaje de inevitabilidad. También podría realizar ataques de precisión contra centros de mando, depósitos de armas o infraestructuras militares, siempre anunciando que se trata de objetivos militares para reducir el costo político y evitar víctimas civiles. La finalidad no sería aniquilar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, sino desmoralizarla y dividirla.

El papel de la inteligencia y la guerra cibernética

A la par de las operaciones convencionales, Estados Unidos recurriría a ciberataques contra sistemas de comunicación y control, operaciones de inteligencia dirigidas a identificar las redes de corrupción que sostienen al régimen y misiones especiales que puedan aislar a las figuras clave del chavismo. La presión psicológica y mediática sería tan relevante como la militar: cada golpe se transformaría en un mensaje directo hacia la cúpula gobernante, mostrando que resistir solo prolonga la agonía.

El trasfondo petrolero

Más allá de los discursos sobre democracia y derechos humanos, el verdadero centro del tablero es el petróleo. Venezuela cuenta con las mayores reservas probadas del planeta, y en una etapa de transición energética donde el crudo sigue siendo indispensable, asegurar el control o al menos condicionar su producción constituye un objetivo estratégico de primer orden. Por eso Washington mantiene la vista fija en Caracas: no se trata únicamente de desplazar a Maduro, sino de redefinir quién y cómo controla el acceso al recurso energético.

La reacción de Rusia y China

Aunque Caracas mantiene vínculos con Moscú y Pekín, ninguna de estas potencias parece dispuesta a intervenir militarmente en un escenario que Estados Unidos considera parte de su esfera directa de influencia. Lo más probable es que se limiten a la denuncia en foros internacionales y a la retórica diplomática, sin asumir un costo militar que podría escalar sin beneficios claros.

Escenarios posibles

Un “descabezamiento” exitoso podría conducir a una salida negociada, donde Maduro y su círculo más cercano acepten el exilio o una amnistía a cambio de abandonar el poder. Otra alternativa es una transición pactada con sectores de las Fuerzas Armadas que, al percibir la inevitabilidad de la derrota, prefieran negociar su supervivencia política. El escenario menos deseado por Washington es el de una resistencia irregular prolongada, que convierta a Venezuela en un foco de inestabilidad regional, agrave la crisis migratoria y multiplique los costos humanos y diplomáticos.

En cualquier caso, todo indica que el factor determinante seguirá siendo el petróleo. La pugna no se juega solo en el terreno militar o diplomático, sino en la necesidad estratégica de garantizar el control de un recurso que aún sostiene a la economía mundial. Allí radica la verdadera explicación de por qué Venezuela continúa en el centro del tablero geopolítico.

Fuentes

– BBC Mundo: “Por qué Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo del mundo”

– El País: “La presión de Estados Unidos contra el régimen de Maduro”

– France 24 en Español: “Escenarios de intervención en Venezuela”

– Deutsche Welle en Español: “El papel de Rusia y China en la crisis venezolana”





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