Cómo las élites moldean la sociedad: la ventana de Overton y la psicología del poder en acción
En la política y la sociedad contemporánea, gran parte de lo que la población considera normal, aceptable o inevitable es el resultado de un proceso de influencia cuidadosamente diseñado por las élites políticas, financieras y mediáticas. Este proceso se basa en la comprensión del comportamiento humano, el control de la narrativa y la instalación de ideas de manera gradual, un concepto que puede explicarse mediante la ventana de Overton, desarrollada por Joseph P. Overton. Según esta teoría, cada sociedad posee un rango de ideas que se consideran aceptables. Lo que hoy se percibe como impensable puede, con el tiempo, convertirse en una política pública si se logra desplazar la ventana de lo aceptable. Este corrimiento ocurre mediante la exposición repetida, la discusión académica, la legitimación mediática y la presión social, y permite que cambios que inicialmente resultaban impopulares sean finalmente aceptados sin resistencia abierta.
Konrad Lorenz, premio Nobel en 1973, aportó elementos fundamentales sobre el comportamiento humano y la agresividad, demostrando que muchas de nuestras reacciones no son únicamente culturales sino también biológicas. Lorenz mostró que la agresividad puede ser canalizada o estimulada por estímulos externos, y que los comportamientos de grupo transforman la conducta individual. Comprender cómo los seres humanos adoptan patrones de conducta en la infancia y cómo se comportan en contextos colectivos es crucial para entender cómo se moldean las sociedades. Las élites modernas aplican estos principios para gestionar miedos colectivos, dirigir emociones hacia objetivos estratégicos y reforzar identidades grupales, ya sea en términos nacionales, ideológicos o culturales.
Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud, desarrolló la propaganda moderna basada en principios psicológicos. Bernays entendió que las emociones y los deseos inconscientes de la población podían ser utilizados para normalizar hábitos, reforzar la percepción de consenso y guiar la toma de decisiones de manera sutil. Sus métodos se aplican hoy en campañas políticas, marketing masivo y movimientos sociales. La clave no está en imponer una idea mediante la fuerza, sino en lograr que la sociedad la perciba como propia y legítima. Este enfoque se combina con los descubrimientos de Lorenz sobre la conducta colectiva, amplificando la efectividad del mensaje.
B.F. Skinner, por su parte, demostró que el comportamiento humano podía ser moldeado mediante recompensas y castigos. El condicionamiento operante permite reforzar conductas deseadas y reducir conductas no deseadas a través de estímulos repetitivos. En el ámbito social y político, esto se traduce en la creación de hábitos de consumo, de opinión y de participación cívica que responden más a incentivos sutiles que a la reflexión racional. Los mensajes mediáticos y las narrativas repetitivas funcionan como mecanismos de refuerzo que guían al individuo hacia lo que se considera correcto o conveniente.
En las últimas décadas, los avances en neurociencias han profundizado la capacidad de las élites para comprender y manipular la mente humana. Los estudios sobre cómo se procesan las emociones, los sesgos cognitivos y la percepción de la realidad permiten diseñar mensajes que apelan directamente a respuestas automáticas del cerebro. El miedo, la ansiedad, el orgullo o la culpa se convierten en herramientas de influencia masiva. Los medios de comunicación, las campañas políticas y las plataformas digitales aplican estos conocimientos para dirigir actitudes colectivas de manera sutil, haciendo que las personas acepten cambios culturales o legales que inicialmente hubieran rechazado.
El big data ha elevado esta capacidad de influencia a niveles sin precedentes. Hoy, las élites pueden analizar la opinión pública con precisión, segmentar audiencias, anticipar reacciones y personalizar mensajes para maximizar su efectividad. Las redes sociales se convierten en instrumentos de prueba y ajuste de la narrativa, permitiendo que la ventana de Overton se desplace de manera más rápida y controlada. Cada usuario recibe información diseñada para reforzar determinadas percepciones y normalizar ciertas ideas, mientras se ignoran o minimizan perspectivas contrarias.
Ejemplos actuales de América Latina muestran cómo estos conceptos se aplican en la práctica. En países como Argentina y Ecuador, la narrativa sobre deuda externa, ajuste económico y dependencia del capital extranjero se instala de manera gradual, haciendo que políticas inicialmente impopulares sean percibidas como inevitables. En el caso de México, la percepción sobre migración y seguridad se construye en parte a través de mensajes mediáticos y discursos políticos que combinan miedo, identidad nacional y aceptación de medidas de control.
A nivel global, conflictos como la guerra en Ucrania muestran cómo los medios internacionales, las redes sociales y las campañas de opinión pueden preparar a la población para aceptar decisiones militares y sanciones económicas que, de otro modo, serían cuestionadas. En todas estas situaciones, se combinan principios de conducta humana, condicionamiento, neurociencias y análisis de datos para mover la ventana de Overton y consolidar la aceptación social de decisiones estratégicas.
Comprender cómo funciona este sistema de influencia permite
analizar críticamente la política, los medios y la cultura. La ventana de
Overton, junto con las enseñanzas de Lorenz, Bernays, Skinner, neurociencias y
big data, demuestra que el verdadero poder no reside únicamente en la fuerza o
en la ley, sino en la capacidad de lograr que las personas acepten
voluntariamente ideas, comportamientos y políticas que favorecen a quienes
detentan el control. La sociedad contemporánea funciona, en muchos sentidos,
como un laboratorio de persuasión masiva, donde el conocimiento del
comportamiento humano es la herramienta más poderosa.
Fuentes
Overton, J. “The Overton Window”. Mackinac Center for Public
Policy, 1990.
Lorenz, K. “El estudio del instinto” y “El comportamiento
agresivo en animales y hombres”, 1970s.
Bernays, E. “Propaganda”, 1928.
Skinner, B.F. “Más allá de la libertad y la dignidad”, 1971.
Goleman, D. “Inteligencia emocional”, 1995.
Artículos académicos sobre manipulación digital y big data
en revistas de comunicación y sociología.

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