¿Estamos al borde de una Renta Básica Universal global?

 

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La idea de una Renta Básica Universal (RBU) vuelve a ocupar espacio en debates políticos, económicos y tecnológicos. Ya no se trata de un experimento social marginal, sino de una propuesta impulsada por sectores que buscan anticiparse a un mundo donde el trabajo humano será un recurso escaso. ¿Estamos frente a una transformación inevitable del contrato social?

 

El fin del empleo tal como lo conocemos

La aceleración de la inteligencia artificial ha puesto en jaque a tareas que antes parecían intocables. La automatización abarca logística, administración, manufactura, atención al cliente, contabilidad, programación repetitiva e incluso algunas funciones analíticas.

La consecuencia es el surgimiento de un desempleo estructural que no podrá absorberse con medidas tradicionales. La RBU aparece entonces como un mecanismo de contención social frente a un mercado laboral en contracción permanente.

 

Los intereses detrás del impulso a la RBU

La Renta Básica Universal interesa a tres actores clave:

1. Corporaciones tecnológicas

Buscan evitar el caos social que podría desencadenarse cuando millones de personas pierdan sus empleos. Además, una población con ingreso garantizado mantiene el consumo básico y estabiliza la economía digital.

2. Gobiernos

Ven en la RBU una forma de reorganizar los sistemas de protección social, simplificar estructuras burocráticas y evitar crisis políticas.

 

3. Organismos internacionales

ONU, OCDE y Banco Mundial investigan modelos de ingreso universal como respuesta a desigualdades crecientes y al impacto de la IA en el empleo global.

No se trata solo de justicia social, sino de un rediseño del sistema para evitar estallidos sociales.

 

¿Cuándo podría imponerse?

Los escenarios más citados por analistas internacionales indican tres momentos posibles:

* 2030-2035: Implementación parcial en países desarrollados.

* 2035-2045: Expansión hacia modelos más amplios ante la automatización generalizada.

* 2045-2055: Convergencia entre IA avanzada y colapso del empleo humano. La RBU se vuelve inevitable para evitar crisis globales.

 

¿Alcanzará para vivir?

El monto dependerá de quién diseñe el sistema:

* Modelo corporativo: ingreso básico de supervivencia. Garantiza consumo, pero no autonomía.

* Modelo estatal progresista: ingreso cercano a un salario digno. Requiere fuerte recaudación fiscal.

* Modelo tecnolibertario: financiado por grandes empresas, a cambio de datos y comportamiento predecible.

La versión más probable es la primera.

 

¿Reducirá la pobreza?

La RBU eliminaría la indigencia y reduciría la pobreza extrema, pero podría no disminuir la desigualdad. Las élites tecnológicas seguirán concentrando riqueza mientras las mayorías reciben un ingreso que asegura estabilidad pero no movilidad social.

Se acaba el hambre, pero puede reforzarse la brecha entre quienes producen tecnología y quienes dependen de ella.

 

¿Los ricos también la cobrarán?

Sí. La universalidad evita burocracia, estigmatización y desincentivos laborales. Aunque las personas de mayores ingresos recibirán la RBU, pagarían mucho más en impuestos de lo que reciben.

 

¿Una herramienta de emancipación o de control?

Todo dependerá del marco político:

* Puede ser una herramienta de libertad si se combina con educación, participación social, nuevas economías comunitarias y soberanía tecnológica.

* O puede transformarse en un instrumento de control si se usa para mantener a la población dependiente de un ingreso mínimo, mientras la riqueza y el poder se concentran aún más.

La disputa del siglo XXI será entre una renta que libere a las personas o una renta que las mantenga controladas.

 

¿Qué está en juego?

El debate sobre la Renta Básica Universal no es económico, es civilizatorio.

Nos obliga a preguntarnos qué significa vivir en una sociedad donde el trabajo deja de ser el eje identitario y estructural.

También nos invita a anticipar quién controlará los recursos, los algoritmos y el diseño de las reglas del nuevo contrato social.

Lo que se discute no es solo un ingreso.

Es el futuro de la ciudadanía en un mundo dominado por tecnologías que no descansan.

 

Fuentes 

* CEPAL – Informes sobre automatización y empleo en América Latina

* Banco Mundial – Estudios sobre ingreso básico y protección social

* OECD – Debates sobre renta universal y mercado laboral

* El País – Artículos sobre pruebas piloto de renta básica en Europa

* La Vanguardia – Análisis del impacto de la IA en el trabajo

* BBC Mundo – Reportajes sobre experimentos de ingreso básico en Canadá y Finlandia



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