Gaza: la pausa que no alcanza
El conflicto que estalló con el ataque del 7 de octubre de
2023 a Israel por parte de Hamas desencadenó una ofensiva masiva israelí en la
Franja de Gaza y ha derivado en una secuencia de alto el fuego, negociaciones y
violencia persistente. A día 17 de noviembre de 2025, la tregua vigente se
encuentra en un estado frágil, los intercambios de rehenes y cuerpos avanzan
pero sin completar todos los puntos, y las fisuras estratégicas siguen
latentes. Este artículo describe el marco de esa tregua, explica lo que se ha
negociado hasta ahora, y luego analiza los incentivos, los riesgos y los
escenarios posibles para los meses que vienen.
Marco descriptivo: pausas, intercambios e incumplimientos continuos
El patrón de treguas intermitentes entre Israel y Hamas ha sido una característica clave del conflicto reciente. Después de intensos combates y la movilización internacional, se alcanzó un acuerdo para una primera fase de alto el fuego. Parte de ese acuerdo incluía la liberación de los 20 rehenes israelíes vivos que Hamas aún retenía, y el inicio de la devolución de los cuerpos de los rehenes muertos. Al mismo tiempo Israel accedía a liberar prisioneros palestinos y devolver cuerpos de palestinos muertos en los combates.
Hacia comienzos de noviembre de 2025, se confirmaba que se había recibido la entrega de otro cuerpo de rehén israelí. Según Reuters, el 13 de noviembre la oficina del primer ministro israelí anunció que había sido identificado el cuerpo de Meny Godard, capturado en la incursión de Hamas en 2023 y que murió en cautiverio.
Por su parte, la parte palestina –desde la Franja de Gaza– ha recibido cuerpos de palestinos retornados por Israel: el 14 de noviembre se informó de la entrega de 15 cuerpos de palestinos muertos, en el marco del acuerdo de intercambio.
El alto el fuego sigue mayormente activo dentro de la Franja de Gaza: los combates a gran escala están suspendidos, aunque se reportan violaciones y acciones puntuales de ambas partes. Según ABC News, “la tregua está sosteniéndose ampliamente en Gaza”, aunque en Líbano y en Cisjordania persisten tensiones relacionadas con el conflicto.
No obstante, hay claros signos de que este acuerdo es más
una pausa táctica que una paz duradera. Como lo analiza el centro de estudios
RAND Corporation, “el acuerdo de alto el fuego está lejos de ser la victoria
total que el gobierno israelí había prometido” ya que no aborda los asuntos más
difíciles: gobernanza de Gaza, la retirada total de tropas israelíes, y una
solución para el futuro político de los palestinos.
Análisis: incentivos, desequilibrios y riesgos estratégicos
Para comprender por qué esta tregua podría sobrevivir, pero
también por qué podría colapsar, es necesario analizar los incentivos de ambas
partes, los desequilibrios en el acuerdo y los riesgos que enfrentan.
Incentivos
Israel tiene un incentivo importante en mantener la pausa: liberar cuerpos de rehenes, disminuir la presión internacional por la destrucción en Gaza, permitir el ingreso de ayuda humanitaria y evitar una escalada incontrolada que podría involucrar a múltiples frentes (Líbano, Irán, Siria). Al mismo tiempo, puede usar la pausa como plataforma para reordenar sus fuerzas y conservar la capacidad de acción militar.
Hamas, por su parte, consiguió logros simbólicos
importantes: la liberación de rehenes vivos, el reconocimiento de la negociación
de intercambio de cuerpos, y una tregua que permite a la población de Gaza un
respiro humanitario. También mantiene la carta de que, si no se avanzan otras
fases del acuerdo, puede reactivar la lucha. En ese sentido conservar la opción
de retorno al combate es parte de su estrategia.
Desequilibrios del acuerdo
El desequilibrio principal está en que esta fase del acuerdo solo aborda los elementos operativos: rehenes, cuerpos, pausa de fuego. No ha avanzado sustancialmente en el plano político: quién gobernará Gaza, cuál será la presencia israelí, qué papel jugará el Autoridad Nacional Palestina, cómo se desarmará Hamas o cómo se reconstruirá de forma sostenible. Como subraya el análisis de RAND, “esta victoria es una derrota disfrazada”.
Otro desequilibrio es que, mientras Israel mantiene fuerzas en gran parte de Gaza, Hamas permanece con estructuración en los túneles, infraestructura de mando y control. Según el Long War Journal, incluso bajo la tregua, se reportaron hallazgos de depósitos de armas de Hamas dentro de la zona controlada por israelíes en Gaza.
Hay un riesgo estructural: mientras la parte humanitaria
avance (intercambios, ayuda, reconstrucción parcial), la parte de seguridad y
gobernanza política sigue paralizada. Esto crea un ambiente donde la tregua
puede perpetuarse como “la guerra en pausa” más que como un tránsito a la paz.
Riesgos de ruptura
Varias condiciones podrían precipitar el fin de la tregua: si se produce un gran incidente que provoque muchas bajas; si se descubre que Hamas sigue operando con impunidad; si la presión doméstica en Israel por una “victoria total” se impone; si se lanza una operación militar mayor en Gaza o en Líbano; si los intercambios de cuerpos o rehenes se estancan y se convierten en símbolo de fracaso.
Además, la mera presencia de tropas israelíes en Gaza sin
horizonte claro de retirada deja abierta la percepción de ocupación, lo que
refuerza la narrativa de resistencia de Hamas. En ese contexto, la tregua puede
convertirse en un limbo estratégico que ninguna de las partes considera
sostenible a largo plazo.
Escenario prospectivo
Con las piezas en juego, se perfilan tres trayectorias posibles hacia finales de 2025 e inicios de 2026:
1. La prolongación de la tregua con estancamiento político: La pausa se mantiene, más intercambios de cuerpos y prisioneros se realizan, se permite algún reingreso de ayuda y se inicia algo de reconstrucción, pero no se avanza en la gobernanza de Gaza ni en la retirada israelí. El conflicto no se reinicia masivamente, pero se mantiene en un estado latente.
2. Escalada controlada y negociada: Un incidente grave (por ejemplo en Líbano o en Cisjordania) provoca una operación israelí de castigo, seguida de presión internacional para volver a la mesa. En este escenario la tregua no desaparece, pero se convierte en un vaivén repetido de guerra-pausa-negociación. Se avanza con la creación de un mini-estado técnico en Gaza bajo supervisión internacional, pero sin resolver el núcleo del conflicto nacional palestino-israelí.
3. Ruptura del alto el fuego y retorno a gran escala del combate: Si una de las partes decide que las condiciones ya no le favorecen, la tregua se rompe y se reanuda la guerra mayor, lo que podría implicar un nuevo ciclo de destrucción en Gaza e incluso un alargamiento del frente libanés o sirio. En este caso, los intercambios de cuerpos y prisioneros quedarían suspendidos y la capacidad de mediación internacional se verá profundamente dañada.
De estos tres escenarios, el más probable hacia finales de 2025 es el primero: prolongación de la tregua con estancamiento. Sin embargo, dada la naturaleza volátil del conflicto, pasar al segundo escenario también posee una probabilidad significativa si se produce un incidente relevante. El tercero parece menos probable en el corto plazo pero no puede descartarse, especialmente si se entra en una lógica de “victoria total” desde Israel o de “resistencia sin tregua” desde Hamas.
Fuentes
– “Israel returns 15 Palestinian bodies to Gaza …” Reuters,
14 nov. 2025.
– “Hamas to return remains of another Israeli hostage …”
Anadolu, 13 nov. 2025.
– “The Gaza Cease-Fire Deal Is Hardly the Total Victory
Netanyahu Promised”, RAND Corporation, 14 nov. 2025.
– “Hamas continues to return hostage remains as Gaza
ceasefire holds”, Long War Journal, 6 nov. 2025.
– “Israel-Gaza live updates: UN Security Council approves US
plan”, ABC News, 17 nov. 2025.

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