La IA como herramienta de control social: cuando la democracia se vuelve simulacro
Imagen creada con IA La conversación pública dominante insiste en presentar la inteligencia artificial como un salto tecnológico inevitable y neutro: eficiencia, innovación, nuevas oportunidades. Sin embargo, cuando se analiza quién controla la infraestructura, quién financia el desarrollo y para qué usos concretos está siendo ya desplegada, aparece un cuadro mucho menos naïf. La IA no es una fuerza de la naturaleza; es una arquitectura de control diseñada por quienes tienen el capital, los datos y el mandato de defender sus intereses. Y en un mundo donde la concentración de riqueza no deja de aumentar, es ingenuo suponer que quienes acumularon poder de manera histórica permitirán que las sociedades sigan decidiendo libremente su destino. La élite económica aprendió una lección fundamental del siglo XX: controlar por la fuerza es caro, visible e inestable; controlar la percepción es barato, invisible y eficaz. Las herramientas de IA aplicadas a publicidad conductual, manipula...